En el surgimiento y desarrollo de todos los antiguos Estados, los minerales, vinculados a las élites comunales, tuvieron un papel clave. El intercambio y disputas intercomunitarias por los metales preciosos aparece como una de las causas que dará origen a los primeros Estados.

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     Pero en el Sinaí, cuando el desierto y la montaña se encuentran con los minerales, en el contexto de las minas, “los otros” no pertenecen al caos, sino que forman parte también de la 𓌷𓂝𓏛𓁦, m3’.t, orden y equilibrio, del antiguo Egipto.

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     Para los egipcios, en efecto, los huesos del rey y sus dioses están hechos de minerales, promesa de inmortalidad que garantiza la similitud entre la divinidad y persona humana.

 

     En ese marco, y en ese preciso contexto, no vemos surgir un Estado, sino que encontramos la segunda emergencia de la escritura en Egipto.