top of page

     Las primeras tradiciones que tenemos de la Biblia hebrea se remontan aproximadamente al siglo XVIII antes de nuestra era, lo que no está muy lejos de los primeros testimonios de escrituras alfabéticas aparecidas entre los semitas occidentales en Egipto a inicios del II milenio. Más bien, estos testimonios coinciden.

 

     Y aunque el hebreo hubiera dejado de ser utilizado en el lenguaje coloquial algún tiempo, debemos tener en cuenta que nunca desapareció de la liturgia sinagogal y oración personal judía. Así como también, el hebreo que se habla actualmente en las calles de Israel está construido sobre el texto bíblico. Si por mucho tiempo no hubo una localización geográfica política que asumiera oficialmente la lengua hebrea como propia, esto no significa que la lengua no sonara, tanto en los lugares de culto como en las casas.

     De modo que entre la lengua hebrea y la Biblia se reconoce un ciclo que va desde los orígenes hasta nuestros días. Y si aceptamos la Biblia o TaNaK como el lugar de la manifestación de Dios en nuestra vida, no sólo es relevante estudiar la lengua hebrea para leer la Biblia, sino conocerla y entenderla en su dinámica interna.

 

     Nótese que el hebreo es una lengua muy diversa a la nuestra, de modo que lo primero es salir de nuestras propias seguridades para hacer la aventura de la revelación divina.

     La escritura es un fenómeno que nace en Egipto y Mesopotamia en forma contemporánea.

A partir de un origen pictográfico en el IV milenio antes de nuestra era, en Mesopotamia se desarrolla la escritura cuneiforme. Se trata de un sistema alfabético que a mediados del III milenio alcanza el número más reducido de signos que se corresponden con un sonido determinado. Con el paso del tiempo los signos van perdiendo su relación icónica con los referentes reales hasta devenir serie de trazos convencionales cada vez más simplificados, donde a cada signo corresponde un sonido determinado.

     En Egipto, por el contrario, se mantuvo inalterada tanto la pictografía, así como la diversidad tipológica de los signos. A lo largo de su historia, la historia de escritura más larga que conocemos, los jeroglíficos mantuvieron e incluso acrecentaron su valor icónico y su capacidad de comunicar a través de la imagen, de su forma plástica. Y esto porque buscan transmitir un mensaje que van más allá de lo meramente lingüístico, con el poder de intervenir en la realidad para modificarla.

     El hebreo bíblico es una lengua fonética como la que se desarrolla en Mesopotamia, sin embargo, posee dos particularidades que no se encuentra en ninguna otra lengua semita y sí están presente en el egipcio, de la misma macro familia afroasiática: la continuidad de la narración en prosa y una partícula presente en las formas verbales. De la interpretación de estos dos elementos dependerá la interpretación de toda la sintaxis, y, en consecuencia, del texto bíblico.

     Cuando vamos a la Biblia, nos encontramos con que Abraham viene de la Mesopotamia, pero Israel se reconoce como pueblo a partir de la salida de Egipto. Allí, tras el paso del Mar de los Juncos, Israel recibe en el Sinaí la Torah, oral y escrita.

     Y es allí mismo donde llegaron los semitas durante el Reino Medio para trabajar en la explotación de las minas de turquesa junto a los egipcios, y donde encontramos los primeros testimonios de escritura protosinaítica que se crea aislando signos por acrofonía a partir de los jeroglíficos egipcios que veían.

     Por tanto, aunque el hebreo es una escritura fonética, como la que se desarrolla en Mesopotamia, se debe tener en cuenta que el pueblo hebreo está en contacto con todas las culturas que abarcan la llamada Media luna fértil envolviendo ambos sitios paradigmáticos, donde se crean dos sistemas de escritura autónomos e independientes con finalidades dispares.

     Si el origen de la escritura cuneiforme en Mesopotamia se encuentra el intercambio económico, en Egipto, tanto en Abidos primero como en Serabit el-Khadim después, la escritura nunca fue concebida como instrumento práctico, sino religioso y realizativo.

bottom of page