
Aprende a leer la TaNaK judía o Biblia cristiana siguiendo la génesis y lógica interna del hebreo que llega hasta nosotros.
El texto
La escritura es un fenómeno que nace en Egipto y Mesopotamia en forma contemporánea.
En Mesopotamia se desarrolla la escritura cuneiforme a partir de un origen pictográfico en el IV milenio antes de nuestra era. Se trata de un sistema alfabético que a mediados del III milenio alcanza el número más reducido de signos, como el de nuestras lenguas actuales. Con el paso del tiempo los signos van perdiendo su relación icónica con los referentes reales hasta devenir serie de trazos convencionales cada vez más simplificados, correspondiendo a cada signo un sonido determinado.
En Egipto, por el contrario, se mantuvo inalterada tanto la pictografía, así como la diversidad tipológica de los signos. A lo largo de su historia, la historia de escritura más larga que conocemos, los jeroglíficos egipcios mantuvieron e incluso acrecentaron su valor icónico y su capacidad de comunicar a través de la imagen, de su forma plástica. Y esto porque buscan transmitir mensajes que van más allá de lo meramente lingüístico, con un poder de intervenir en la realidad para modificarla.
El hebreo bíblico es una lengua fonética como la que se desarrolla en Mesopotamia, sin embargo, posee dos particularidades que no se encuentran en ninguna otra lengua semita y sí están presente en el egipcio, de la misma macro familia afroasiática: la continuidad de la narración en prosa y una partícula presente en las formas verbales. Y de la interpretación de estos dos elementos dependerá la comprensión de toda la sintaxis, y, en consecuencia, de todo el texto bíblico.